miércoles, 27 de junio de 2007

Otoño


No imagino una vida, mi vida, sin otoño. Es algo tal vez difícil de poder explicar, pero no de sentir. Será tal vez la poca luz, los colores que se van derramando con alguna llovizna, será tal vez que el cielo permite escribir con otros colores. Muchas imagenes encuentro atractivas en otoño, otoño de inspiración, de recuerdos que vienen a mi mente un forma de aromas, tal vez es el cambio inevitable, a lo mejor es la oportunidad para poder soltar aquellas cosas que uno deja de lado en verano. Buenos Aires tiene mucho de otoño, no puedo dejar de imaginarme a Astor y su bandoneón golpeando alguna calle húmeda, es sensación de tristeza, o nostalgia, esa nostalgia que cala los huesos, que impregna el alma hasta profundidades insospechadas. Las calles son pinturas subrealistas, los aromas de la mañana, mañana de neblinas pesadas, de rostros que salen a justificar su existencia, de máquinas fatigadas por el accionar de algún desentendido, el café... el diario, los vidrios empañados... subo por alguna calle, veo algunas aves curiosas, el sol se infiltra sobre un cielo de plomo...

2 comentarios:

Lau dijo...

Y ni hablar de pisar las hojitas secas,es lo mejor!!
Me encantó este relato,y comparto tus sensaciones......noto q no escribís tan seguido,pero hay muchas cosas interesantísimas q iré leyendo por acá.
Saludos!
Laura

Max dijo...

Escribo a la "antigua" Lau... me cuesta la computadora... pero escribo en todos los cuadernitos que puedo...
Me gustan tus visitas...
Gracias una vez más...
Q.