lunes, 13 de julio de 2009

El Faraón de la música


Murió M. Jackson. Ninguna novedad.
Jackson era un ser humano.
Sus fanáticos rindieron homenajes en todo el planeta, los medios de comunicación armaron todos los circos habidos y por haber, sin escatimar comentarios, imágenes y publicidad. Había que sacarle el jugo hasta el último momento, había que exprimirlo hasta la última gota.
No caben dudas que la vida de Jackson fue un infierno. Nunca tuvo una propia, como todos los artistas, su vida no le pertenecía, era pública. Es el precio que deben pagar por ello quienes obstenten el reinado de la fama.
Jackson trascendió en vida, fue un genio, dirán muchos, pero también un ser humano.
Se lo mostró como un producto del mercado, como un objeto, como una oportunidad para seguir haciendo dinero. Esto es recién el comienzo. Así fue, es y será siempre, porque somos humanamente patéticos. Amamos los personajes, pero odiamos a las personas, a los seres.
Jackson gastó su fortuna tratando de probar su inocencia, tratando de construirse una imagen que no le pertenecía, borrando sus raíces y su nefasto pasado, no lo logró.
El Faraón a muerto, nadie lo sucederá...
Creo que hay muchos que siguen la misma senda, la de la muerte.
Tener el mundo económico a tus pies puede ser incontrolable para muchos, la fama le dicen.
Lo que está muy claro es lo solo que estuvo Jackson los últimos años de su vida, dejó su cuerpo, su música lo inmortalizó, la humanidad lo condenó, su pasado, sus acciones quedarán marcadas un muchas mentes, no solo como música, sino como recuerdo del infierno que él mismo le tocó sufrir.