viernes, 30 de marzo de 2012

Uno...

¿Alguien puede evitar no ser ese que alguna vez soñó?

En mi caso, de chico, quería escribir. ¿Escribir qué?, no sé... quería escribir.
Cuando uno es chico, el mundo es infinito y, uno también...
La simpleza es natural, tibia, hasta diría yo, elegante, sutil. Uno crea. Y cree...
Uno. Dos mas dos... ¿es cuatro?
Claro, las Instituciones nos moldean, somos una "plastilina" somos la pureza en estado máximo. Las costumbres, la sociedad en su conjunto dispone de "moldes" de planes para Uno...
Puede ser que nos adentremos en caminos impuestos, que podamos contentar a nuestros seres queridos siendo como ellos desearon. Que no nos preguntemos por otras cosas, porque simplemente, no existen otras cosas en ese molde que es el que heredamos. Cristalizarse a lo largo de la vida es un mecanismo que sirve para poder dominar rápidamente determinadas cosas, también para que a Uno lo dominen. La dominación es fundamental para poder imponer los moldes hegemónicos. Uno es un actor, un personaje... siempre el mismo... hasta que hay algo... algo que te hace dudar... como en un sueño, ¿viste?, viste cuando estás soñando y aparece esa duda: ¿esto es un sueño? en "la realidad" es realmente revelador... finalmente algún velo cae...
Y... te preguntas... te preguntas si queres seguir con ese "papel", si sos ese personaje lo que te gusta... o... ¿a los demás les gusta?
Ahí empieza la revolución, las luchas por intentar la libertad, por reconstruir al Uno, que ahora esta fragmentado, que intenta quebrar ese cristal...
Hay signos que permanentemente nos conducen a ese sueño que la cristalización arrojo al olvido... en la fragmentación todo se mezcla, se enreda de manera inevitable... hay que preparar el nacimiento... la explosión... los moldes intentaron cerrarse nuevamente, pero ya hay grietas... algo ya esta derramado hacia el nuevo Uno... otro molde...