miércoles, 27 de junio de 2007

Sobre ciertos cuestionamientos...


¿Cómo es posible?

Si toda mi vida fui donde me han dicho.

Si tome los caminos más seguros posibles.

Hoy me he quedado sin remedio, sin ninguna causa por la que vivir.

Solo me encuentro, y nadie podrá reprochar mis actos.

En definitiva creo que mi decisión no afectará en nada a este mundo...


En un puente, pensaba todo aquello, podia verlo... podía sentirlo.

Era joven, con mucha seguridad de extinguir su oportunidad irrepetible.

El sol le regalaba una de tantas puestas.

Cerró sus ojos y pensó en muchos instantes, pequeños, estos fueron los que primero se les proyectaron en su mente presurosa.

Los primeros pasos, el primer beso, la primera verdad que debió defender.

Que los atardeceres eran realmente bellos, y se preguntó como se verían las mañanas desde ese lugar.

Una voz lo sorprendió, era la de aquella persona que tanto lo seguía día a día, y que seguro necesitaría de sus consejos y afectos.

recordó la música que prefería, que después de tanto oírla existían detalles que resultaban fantasticos.

La lluvia, de la que él se cubría, tenía un sabor especial.

Del primer rayo de sol tibio de invierno.

Y el aroma de su comida preferida, del abrazo único de su madre...

Todo cuanto pudo recordar era maravilloso, era como un gran albún de fotos en movimiento, todo era distinto, pequeñas cosas del día a día, insignificantes, pero infinitas todas juntas...

Cómo distinto era su sentir, pensó:

¿Cómo no pude darme cuenta de ello?

Son cosas simples, pero en su conjunto hacen la vida, y eso es hermoso...

Él pronto se enteraría que estás cosas maravillosas ocurrieron durante su salto...

Que su vida pasó así, como un gran vuelo...

De ahora en más, él tendría que aprender a ver lo maravilloso desde las alturas, con otro sabor, con otro dolor...

El hombre alado


En una antigua ciudad de habitantes extravagantes, encontré una construcción denominada "castillo".


Me sorprendió su extraña ubicación, sus múltiples accesos y su simbología en la historia de la humanidad.


En el tiempo que la visite, la zona se encontraba "abandonada".


El castillo era una especie de tesoro del lugar, y algunas veces se realizaban visitas para relatar parte de la historia.

Este era uno de mis refugios favoritos. Allí pasaba largas soledades de meditación, el sol salía a inundar una gran habitación central en la primavera, en verano las noches de luna llena iluminaba una de las tres torres centrales.

El viento transcurría por los pasillos en forma cilindrica y generaba una extraña melodía.

Podía sentir los llantos, las risas de aquellos habitantes, el murmullo...

Las escaleras de madera alojaban aves maravillosas.

Una mañana infinita una voz llego a través del tiempo:

- ¿Qué buscas viajero?-

Quede algo sorprendido...

Ella miraba el horizonte, los árboles, el viento... mi alma.

- No busco nada - respondí- solo encuentro, encuentro historias, sensaciones, sentimientos, instantes, soledades...

Ella continuo sin mirarme directamente, luego dijo:

- ¿Y tuyo?, ¿qué sucede por tu ser, por tus manos?, ¿qué saboreas, ¿qué modificas?

- Estoy terriblemente limitado, lo sé - dije- pero el vértigo llega a mi abismo una y otra vez...

Luego, girando, lentamente... muy despacio, coincidiendo con el vuelo de un ave, me miró, con una ternura maravillosa:

- Yo lo he vivido en mi tiempo, hace demasiado tal vez...

- Lo sé, te he visto allí tan radiante... - dije-

Con sorpresa me dijo:

- ¿Ah si?

- Sí, he observado muchos de tus sentimientos.

-No logro acostumbrarme a esto, pienso que la posibilidad de ser un instante es maravillosa, hoy soy eternidad, soledad, en mis tiempos no podía volar... hoy lo hago en el cielo, en tus ojos...

Otoño


No imagino una vida, mi vida, sin otoño. Es algo tal vez difícil de poder explicar, pero no de sentir. Será tal vez la poca luz, los colores que se van derramando con alguna llovizna, será tal vez que el cielo permite escribir con otros colores. Muchas imagenes encuentro atractivas en otoño, otoño de inspiración, de recuerdos que vienen a mi mente un forma de aromas, tal vez es el cambio inevitable, a lo mejor es la oportunidad para poder soltar aquellas cosas que uno deja de lado en verano. Buenos Aires tiene mucho de otoño, no puedo dejar de imaginarme a Astor y su bandoneón golpeando alguna calle húmeda, es sensación de tristeza, o nostalgia, esa nostalgia que cala los huesos, que impregna el alma hasta profundidades insospechadas. Las calles son pinturas subrealistas, los aromas de la mañana, mañana de neblinas pesadas, de rostros que salen a justificar su existencia, de máquinas fatigadas por el accionar de algún desentendido, el café... el diario, los vidrios empañados... subo por alguna calle, veo algunas aves curiosas, el sol se infiltra sobre un cielo de plomo...