Tarde soleada, otoño inevitable, las calles de la antigua avenida parecían distintas, con el típico reflejo anaranjado del ocaso. Cruzó la calle rumbo a la relojería.
Puso su mano en el picaporte y lo sintió un tanto frío:
- Buenas tardes! -dijo.
El dueño del local asintió con desgano, casi mecánicamente.
- Por favor -suplicó nuestro iluso personaje-podría cambiar la pila a este reloj?
El desganado propietario del antiguo local miró de costado aquel reloj:
- Interesante -exclamó.
- Por qué?
- El reloj gira en sentido contrario...
- Perdón? no comprendo.
- Fijesé, las agujas van hacia la derecha, en sentido "antihorario"
- Está bromeando, ese es el sentido "normal" de cualquier reloj del planeta!
El relojero lo miró con desconfianza, alzó su mirada apuntando a la pared...
Los relojes que colgaban como cuadros petrificados en las opacas paredes, tenían un giro hacia la izquierda, un giro pesado, rítmico, mal educado podría decirse...
- No comprendo -exclamó nuestro personaje...
- No se preocupe! tiene solución, en lo que respecta a ud, se acostumbrará, ya verá.
La cara del viejo relojero era como la de un duende maldito, complice de una locura probable del azaroso universo, de una posibilidad en mil millones, que puede sorprender a cualquier caminante un otoño anaranjado...
5 comentarios:
Max, mi querido caminante de otoño, qué placer leerte nuevamente, un lujo.
Me quedé atrapada entre las dos agujas de tus tiempos, en una danza r´tmica y pausada, abrazándote entre latidos quietos.
me quedé detenida en las entrañas revueltas de relojes ausentes, rebeldes, indómitos y etéreos, para que me rescates y me salves del silencio.
Un abrazo....tic....tac......
Qué lindo tu blog... He llegado aquí y me encantó...Me quedé un rato, leyendo, disfrutando todo... Te mando un beso grande...
Ana...
:)..creo que me siento como ese caminate de otoño...
Muchos Besos Amigo.
no lo dejen morir! su atemporalidad le asegura la vida!... si le cambian el sentido a las agujas el va a envejecer precipitadamente!:(
Y a cada crepitar de manecillas exhalaba un recuerdo de mi memoria, era tan improbable como encontrar a un viejo relojero pero tan cierto, que el tiempo se me convirtio en una espiral que se repetia como una pesadilla y olvidaba a cada crepitar de manecillas
Muy bueno.
Saludos
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