lunes, 15 de octubre de 2007

Perder el paraíso...




Hace unos días atrás estuve en Entre Ríos, una provincia a pocos kilómetros de Buenos Aires, una provincia maravillosa y llena de costumbres y vida natural. El ruido allí es de pájaros, de hojas, del río maravilloso que pronto será el cementerio de toda especie viva que le toque sucumbir allí.


Por qué?


Porque la papelera finlandesa "botnia" (así con minúscula) arrojará sus productos tóxicos al río Uruguay. Viajé unos kilómetros mas desde donde estaba parando y pude ver desde Ñandubaysal a la papelera allá a lo lejos. La gente de Entre Ríos está totalmente comprometida con el repudio de esta papelera, la gente tiene muy en claro que aquellas fábricas de pasta de celulosa contaminará los ríos, acabará con toda la vida acuática y con todos los seres vivos que dependen de ella, incluyendo a nosotros, lo humanos.


Mi hijo pudo disfrutar del río, pudo tocar con sus manitos y piecitos el agua que dentro de algunos años será un río estéril, y seguro que algún cartel alertará a los osados a no bañarse allí por altos índices de contaminación.


Los gobiernos analizan la plata sucia que les tocará, la empresa necesita destruir y contaminar lugares bien lejos de sus casitas...


La gente que vive allí decidió luchar, decidió organizarse y luchar contra un enemigo muy poderoso, es como David vs Goliat, algo desmedido e injusto. Los imperios siguen acechando y destruyendo absolutamente todo, sin armas convencionales esta vez, los organismos internacionales siempre obsoletos...


El poder y el dinero es sabido que todo lo destruye, pero esta batalla va a ser muy dura inclusive para ellos...


Paraísos perdidos...


Paraísos usurpados por países piratas...


Los países desarrollados necesitan cada vez mas materias primas para poder sostener el salvaje consumo que vienen teniendo, sus innecesarias vidas y excentricas locuras son pagadas por países "del tercer mundo" como el nuestro o el de cualquiera de latinoamerica.


Saben de quien me quejo amigos?, de los gobiernos, de los malditos gobiernos que por una limosna venden a sus pueblos, a nuestros pueblos, venden nuestras almas para poder argumentar la desquiciada vida del "primer mundo".


Ojala pueda volver con mi hijo y disfrutar una vez mas de nuestros queridos ríos.

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